En el mundo de los niños la fantasía y la realidad son una sola. No hay nada imposible, solo con tu imaginación podías  hacer que cualquier cosa sucediera en un instante. ¿Recuerdas cómo simplemente decidías jugar a algo, por ejemplo al superhéroe y en ese momento ya eras un ser extraordinario con poderes especiales salvando personas? O tal vez jugabas a ser un adulto con hijos y que salía a trabajar o a estudiar en la universidad. Esta misma fantasía hace que el niño crea que cualquier cosa es posible. Cuando veías a tus padres en situaciones difíciles, enfermos, tristes o con dificultades tu sensación interior era la de querer resolverles los problemas con la facilidad y la prontitud del juego. O tal vez le pedías a Dios con todas tus fuerzas que los salvara haciendo una promesa o un sacrificio a cambio. En tu universo de fantasía de niño el amor lo puede todo. Tal vez sigues cumpliendo esta promesa o haciendo dicho sacrificio. También es posible que haya asuntos o situaciones de tu vida actual en las que sigues pensando que si amas lo suficiente todo se solucionará. Esta es la mentalidad infantil que nunca maduró. Hay asuntos de la vida que son más grandes que tú y todo el amor que puedas tener por tus seres queridos. Aprendí de Deepak Chopra que la lección más dolorosa de la adultez es cuando reconoces que por más que ames a otro ser humano no puedes hacer nada por él. Piensa de qué manera has estado pensando o esperando que algo salga bien por el simple hecho de que tu amor por otra persona es inmenso. Tal vez te sucede en relación a tus padres, o tu pareja o tus hijos. Como si una barrera protectora los cubriera solo en virtud del amor que les tienes y les expresas.  La fantasía tiene como característica que ignora la realidad con sus límites y sus obstáculos. Bert Hellinger enseña que sin obstáculos no hay crecimiento ni madurez. Es posible que aún estés usando tu mente para resolver asuntos desde la fantasía y el pensamiento infantil que desconoce la vida como es y se mantiene soñando en la vida que debería ser. Hay una gran diferencia entre sueño o deseo y fantasía: cuando sueñas, imaginas aquello que deseas ser, hacer o tener con tanta fuerza y tanta intensidad que se convierten en una intención. La intención va de la mano con la realidad, puede ser algo que rete tus creencias como por ejemplo ganar mucho dinero o hacer un viaje alrededor del mundo, y sin embargo está dentro del ámbito de lo posible.  La fantasía se sale de este ámbito, por ejemplo cuando fantaseas con medir 10 centímetros más, o con haber nacido en otro país o haber tenido unos padres diferentes o haber vivido en otra época. La fantasía también incluye salvar a un ser querido de la muerte o pretender cambiar su vida por una más amable y con menos sufrimiento.

  • Ejercicio: Haz una lista de aquellos asuntos de los seres que amas que quisieras que fueran diferentes. Revisa si tal vez hay situaciones que están fuera de tus manos y no lo habías reconocido, y si encuentras alguna dile en tu corazón a esa persona o situación: “no hay nada que yo pueda hacer por ti”, “esto es más grande que yo”. No tienes que hacer nada más o entender algo. Solo hazlo y siente lo que sucede con tu cuerpo, respirando. Es posible que te inunde un inmenso dolor al aceptar que por más que ames a otro no puedes hacer nada por él. Solo reconoce el dolor y permítete crecer.